Ah, hola... bienvenido de nuevo.
¿Alguna vez has sentido que algo no anda bien? No me refiero a que no disfrutes estar con tus amigos o que tu trabajo no te satisfaga completamente. Es algo mucho más profundo.
Es un sentimiento que resuena en nuestra alma como un tímido susurro, como si escucháramos el débil eco de un grito lejano diciéndonos que no estamos en el lugar correcto, que no es ese amigo o amiga, que no es esa actividad, o que simplemente no es algo específico, pero...
Pero algo falla.
¿Y qué hacemos cuando sabemos que algo falla?
He hablado y visto actuar a muchísimas personas, y cada una encara esto de maneras muy distintas. Por ejemplo:
¿Recuerdas ese tímido susurro del que te he hablado? Pues bien, hay gente —y escucha porque esto es bastante fuerte— ¡que lo ignora!
Sí, sí, como lo oyes: hay gente que sabe que algo está fallando en su vida y simplemente le da igual.
¿Pero cómo puede darte igual algo así? Imagina sentir en lo más profundo de tu ser que te falta algo, alguien, o que el rumbo de tu vida no es el que realmente anhelas... ¿y desarrollar la capacidad de no hacer nada? Por supuesto, dejando de lado las situaciones donde la vida no nos da opciones, pero ese no es el caso que nos ocupa.
No quisiera sonar hipócrita. Entiendo que hay un proceso desde que escuchas o sientes esa pequeña llamada, ese eco, hasta que terminas por actuar —pueden ser días, meses o incluso años. Pero esa voz te alcanza, y cuando lo hace, deja de ser un tímido susurro para convertirse en una voz, que más tarde se transformará en un grito. Todo esto con la esperanza de que puedas levantarte un día siendo quien tu ser anhela, con una vida lo más cercana posible a lo que deseas tener.
Está bien, yo también sé que en la vida nunca sale todo perfecto. Que aspirar a un 10 es idealizar y conformarse con un 5 es mediocridad. Pero si puedo luchar al máximo para conseguir un 8, créeme que pondré todo de mí por lograrlo.
Aun así, he visto a gente que tiene un 5 y vive como si no le importase, como si fuera un 8.
Y déjame aclarar esto: cada uno es dueño y señor de su camino y sabe qué representa para ellos un 10 o un 5 —nada que ver tiene con el éxito financiero o amoroso. Pero el verdadero problema surge cuando sabes que tienes un 5, o incluso menos, y vives queriendo aparentar. Intentas que los demás vean y crean que tienes un 10, cuando para ti apenas es un 5 que vives falseando.
Porque nadie ha conseguido jamás engañarse a sí mismo. Puedes dominar y comprender tu mente, pero tu alma está fuera de tu control: ella sabe lo que anhela y nada podrá cambiarlo. Es más, fingir de puertas para fuera solo te asegura el sufrimiento de puertas para dentro.
Podría darse el caso de que el objetivo de mi vida fuera simplemente permanecer aquí, en esta cafetería, trabajando como camarero, sirviendo cafés eternamente, obviando todo lo demás, y eso estaría perfecto.
Estaría perfecto para mí. ¿Qué está perfecto para ti?
Si nunca te habías parado a pensarlo realmente, si no alcanzas a escuchar esa voz, este es el momento de hacerlo.
Mucha suerte en tu viaje interior. Llámame si me necesitas, te seguiré esperando aquí 💓