14 — Decimocuarto Café: Resiliencia

Hola amigo mío, ¿cómo estás hoy?

Yo podría estar mejor, pero ¿sabes? Hoy me he despertado realmente optimista.

Estoy pasando por unas semanas donde parece que todo sale mal; o mejor dicho, nada sale bien (que no es lo mismo).

Hay días en los que simplemente no nos levantaríamos de la cama. Me pasa a mí, le pasa a mi mejor amiga, a su amiga también, y dudo que tú seas una excepción (aunque realmente lo deseo, sería señal de que todo te va estupendamente).

Es por eso por lo que hoy vengo a hablarte de la capacidad que tenemos dentro para aguantar las lluvias (usando la metáfora de nuestro último café juntos) y aun así conservar la sonrisa.

Hoy vengo a hablarte de la resiliencia.

Esta capacidad me parece la más valiosa para lidiar con el día a día. La gente da por hecho que la cotidianidad es algo que no cuesta llevar, que pasa por inercia y que apenas hay dificultad en levantarse, trabajar o ir a clase, interactuar con el mundo exterior y salir ileso.

A mí me parecen unos sinvergüenzas.

Hay que tener la cara muy dura para mentir así con algo tan humano.

Más allá de eso, quiero hacer hincapié en lo valioso que es y por qué merece la pena desarrollar la máxima resiliencia posible. Claro está que no todos partimos del mismo punto, pero eso no nos impide hacer un gran trabajo en el desarrollo de esta habilidad.

Porque hay que recordar que, como todas las habilidades, se puede desarrollar.

No soy psicólogo ni pretendo serlo, solo soy un chico con un café divagando, pero eso no me impide echarte un cable compartiendo mi experiencia. Dicho esto, aquí voy:

A mí, lo que más me ha ayudado, es practicar la gratitud.

No en un sentido católico, sino categórico.

Con esto quiero decir que, de vez en cuando, cuando disfruto de una comida con mis amigos, de una buena charla o de un atardecer, incluso de descubrir una canción que me haga vibrar...

Me tomo un par de segundos para agradecer el momento presente.

Para mí, esto es como acuñar el día como uno de calidad y, con este mecanismo, cuando te quieras dar cuenta, habrás tenido días de calidad a borbotones.

Incluso podrías anotarlo en una libreta para verlo de forma visual.

Con este método, cuando lleguen las lluvias, podremos mirar nuestro calendario y ver que realmente tuvimos una sequía de días sin precipitaciones (días de calidad).

Y aunque me repita un poco, mi siguiente consejo es que establezcas planes de calidad para ti: cosas que realmente disfrutes, que no sean productivas sino de recreo.

¿Llevas tiempo queriendo ver esa serie? ¿Quizás hoy te apetece comer en ese restaurante para el que no tienes un motivo especial?

Quererse a uno mismo es motivo de sobra para ir, si me lo preguntas.

A lo que quiero llegar es que la clave de la resiliencia está en verse, reconocerse y darse valor, validarse y ser consciente del poder que reside en ti para aguantar contra lluvias y truenos.

Y cuando el temporal amaine, que no se te olvide darte un pequeño capricho en forma de plan de calidad.

Mis planes de calidad sin duda incluyen hablar contigo, ojalá yo pudiera ser tu plan de calidad...

Cuídate mucho. ❤

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