¡Hola! ¿Cómo te está yendo todo?
En mi caso son tiempos magníficos, aunque debo confesar que no los estoy saboreando tanto como quisiera.
Ayer me reencontré con dos viejas amigas del instituto... esas cosas son difíciles para mí.
Mi pasado tiene la habilidad de encontrarme donde sea que vaya, más allá del horizonte que contemplo desde lo alto de mis logros actuales.
Ah, ¿no te lo conté? ¡Me han dado un nuevo trabajo!
Mis allegados están muy orgullosos, aunque seguramente no tanto como yo. Pero eso merece un próximo café.
Como te decía, me encontré con ellas, aunque en realidad el verdadero reencuentro fue solo con una de las dos.
Nadie me ha enseñado a manejar estas situaciones. Tuve que esperar 5 minutos para reunir el valor suficiente antes de presentarme en la casa donde quedamos. Todo fue genial (si por genial entendemos lo completamente esperable).
Pero fue muy intenso, ya sabes... como podrás imaginar, no soy precisamente una persona poco intensa mientras te comparto mi corazón.
Han pasado años y ya no somos quienes fuimos, ni siquiera hoy somos quienes seremos mañana.
Compartir tiempo con ellas fue especial, aunque fugaz. Mi corazón quiso sentir que éramos de nuevo los mismos de aquella cafetería del instituto, con esa misma confianza y conexión. Pero todo aquello ya es poco más que una anécdota lejana que posiblemente solo yo recuerde...
Fue bonito y doloroso.
La vida me ha puesto los pies en la tierra hace tiempo, y el éxito profesional y personal me confirma que voy por el camino correcto.
Uno de esos pasos es poder contártelo a ti, mi confidente.
Es solo que... los amigos lejanos son... dolorosos para mí.
Ojalá la lejanía no existiera y todos pudiéramos vivir en un eterno edén donde los vínculos jamás se deterioraran.
¿Qué cosas digo, verdad? Debo de parecerte un niño pequeño...
Pero a veces todo es tan difícil... y tan fácil...
Si tienes una persona en tu vida con la que te sientes así, la clave es extraer el máximo valor de vuestros momentos juntos, por simples que sean.
La lejanía es inevitable y, en algún momento, vuestros caminos pueden dejar de cruzarse.
Y hay que estar preparado.
Aun así, disfruta lo que puedas. Nadie podrá quitarte eso.
Ojalá nunca seas mi amigo lejano.
Cuídate mucho.